Maestros enfrentan secuestros, extorsiones y violencia en aulas
En Ecuador, docentes sufren una creciente ola de violencia dentro del sistema educativo: secuestros, extorsión, amenazas y agresiones. La Unión Nacional de Educadores (UNE) reportó 700 incidentes entre 2023 y 2025, aunque el Ministerio solo confirma 179 casos en 2025. En ciudades como Durán y Guayaquil, bandas criminales controlan escuelas para traficar drogas y reclutar menores, provocando que maestros vivan bajo constante temor.
La labor docente en México se ha visto gravemente afectada por una preocupante escalada de violencia e inseguridad, con maestros enfrentando cada vez más casos de secuestro, extorsión y agresiones directas dentro y fuera de las aulas. Esta situación no solo pone en riesgo la integridad física y emocional de los educadores, sino que también interrumpe el proceso de aprendizaje y genera un ambiente de miedo en las comunidades escolares.
Manifestaciones de la Violencia
La violencia contra los maestros se presenta de diversas formas:
Secuestros: Docentes, especialmente en zonas con alta presencia del crimen organizado, son blanco de secuestros, a menudo con fines de rescate económico. Estos hechos generan terror y desmovilización en las escuelas.
Extorsiones: Las amenazas y exigencias de dinero, conocidas como "cobro de piso" o "cuotas", se han vuelto comunes. Los criminales exigen pagos a los maestros para "protegerlos" o permitirles seguir trabajando, bajo la amenaza de represalias contra ellos o sus familias.
Agresiones Directas: Se han reportado casos de maestros agredidos físicamente o amenazados con armas dentro de las instalaciones escolares, ya sea por parte de miembros del crimen organizado, padres de familia o incluso alumnos influenciados por entornos violentos.

Intimidación y Amenazas: La presencia de grupos delictivos en las cercanías de las escuelas o la circulación de rumores y mensajes intimidatorios crean un ambiente de zozobra constante para los educadores.
Reclutamiento Forzado: En algunas regiones, los maestros han sido coaccionados para servir como informantes o para facilitar actividades ilícitas dentro de las comunidades.
Causas y Consecuencias
Varias son las causas que explican este fenómeno:
Expansión del crimen organizado: La diversificación de las actividades delictivas ha llevado a los grupos criminales a buscar nuevas fuentes de ingresos, y los maestros, al ser figuras con un ingreso regular y presencia en la comunidad, se convierten en blancos.
Debilidad institucional: La falta de una presencia estatal efectiva en ciertas regiones permite que los grupos criminales establezcan su control y operen con impunidad.
Falta de protocolos de seguridad: Muchas escuelas carecen de medidas de seguridad adecuadas o de protocolos claros para actuar ante situaciones de riesgo, dejando a maestros y alumnos vulnerables.
Desintegración social: En comunidades afectadas por la violencia, la desconfianza y el miedo se extienden, afectando la convivencia escolar.
Las consecuencias de esta situación son devastadoras:
Abandono docente: Muchos maestros optan por solicitar cambios de adscripción, licencias o incluso abandonar la profesión para salvaguardar su vida y la de sus familias.
Interrupción de clases: Las amenazas o incidentes de violencia pueden llevar al cierre temporal o permanente de escuelas, privando a los niños del derecho a la educación.
Impacto psicológico: El estrés, la ansiedad, el miedo y el trauma afectan profundamente la salud mental de los maestros, repercutiendo en su desempeño y calidad de vida.
Deterioro de la calidad educativa: En un ambiente de inseguridad, es imposible que los maestros puedan impartir sus clases de manera efectiva y que los alumnos se concentren en aprender.
Llamado a la Acción
Diversos organismos, sindicatos magisteriales y organizaciones de la sociedad civil han hecho un llamado urgente a las autoridades de los tres niveles de gobierno para:
Fortalecer la seguridad en las zonas escolares y garantizar la protección de los maestros.
Diseñar e implementar protocolos de seguridad claros y efectivos para las escuelas.
Investigar y sancionar a los responsables de los actos de violencia contra los educadores.
Ofrecer apoyo psicológico y legal a los maestros afectados.
Restablecer el tejido social en las comunidades más vulnerables a la violencia.
La situación de los maestros en México es un reflejo de un problema social más profundo que requiere una respuesta integral y coordinada para garantizar que las escuelas sigan siendo espacios seguros de aprendizaje y desarrollo.